jueves, 24 de febrero de 2011

(L3) TEMA 2: Peer review

La tercera sesión transcurrió con normalidad aunque hubo menor participación por nuestra parte, los alumnos. A pesar de que fué un lunes raro donde todos estabamos cansados sí que hubo debates y aclaraciones interesantes que merece la pena detallar en mi resumen.

En una primera parte, comentamos nuestros análisis de los artículos científicos, dejando claro que las partes de la estructura acordes al método, resultados y discusión no se diferencian tan claramente como el resto de las secciones, sin embargo, en todo artículo se da respuesta a las tres preguntas: ¿qué y cómo lo hago? ¿qué resultados obtengo? y ¿qué interpreto?.
Este pequeño análisis nos llevó a la discusión de si una simulación es o no un experimento. Pues bien, la respuesta no es tan clara como nos imaginamos en un primer momento. Una simulación es una PREDICCIÓN de nuestros resultados obtenidos teóricamente y su aceptación o no como experimento depende del refinamiento. Si nos fijamos en los simuladores de electromagnetismo, la simulación obtenida no modela completamente el problema que intentamos resolver, por lo que podemos asegurar que no es ni un experimento ni un cálculo teórico. En estos casos, se considera que los resultados tienen calidad cuando se utiliza más de un simulador.
Un experimento se daría cuando el simulador es tan refinado que podemos prescindir del testado real.


Con respecto al tema de la revisión por pares, sólo quiero señalar el hecho de que en el EMBO Journal preservan el anonimato de los revisores pero la correspondencia entre ellos y la del editor con el autor es pública. Con esto lo que consiguen es asegurar que la evaluación ha sido justa y no maliciosa.
A raiz de ello, se sacó el tema del rechazo de artículos para concluir con una frase nada célebre pero que tiene su gracia: "El rechazo de algún artículo es como las almorranas, se sufren en silencio".

Como último bloque en la sesión, charlamos acerca de la búsqueda bibliográfica para un artículo científico respondiendo a dos preguntas clave: ¿Cómo buscar? y ¿Cómo conseguir el documento?. La solución a la primera cuestión es fácil puesto que todos los presentes hemos tenido que realizar esta búsqueda en nuestros trabajos. Lo único que hay que tener claro es qué se quiere buscar y utilizar los buscadores o bases de datos, mayoritariamente en internet.
La respuesta a la segunda cuestión también es bastante fácil, contando con que la búsqueda la hacemos desde esta universidad, a través de internet, la cuál tiene subscripción en la mayoría de revistas científicas. Pero, ¿qué pasa si no hay subscripción? este es un tema que no me había planteado nunca, aunque, por otra parte, es bastante obvio. Le pedimos el texto al autor, así de fácil. El autor nos atenderá encantado puesto que se traduce en una cita potencial dado que hay una persona interesada y lo primero es que te lean. ;-)

En esto de la búsqueda de conocimiento escrito y evaluado hay que tener en cuenta que hay buscadores (Google) y bases de datos (SCOPUS, engineeringvillage...). Se diferencian en que los resultados de un buscador pueden variar de un día para otro por cuestiones externas (servidores caídos, por ejemplo) produciendo falta de fiabilidad, y que los resultados de una base de datos son fijos y, por lo tanto, reproducibles, sensatos y coherentes.

Esta ultimá discusión dió lugar a un pequeño "chascarrillo" de nuestro profe que considero que merece la pena mencionar puesto que me pareció muy curioso, y con él, termino mi resumen de esta sesión.
Antiguamente , debido a la no existencia de internet, los investigadores tenían que buscar bibliografía en las bibliotecas, utilizando fuentes secundarias. Éstas consistían en revistas de resúmen de artículos, donde aparecía el título y el abstract, y tenían tiradas semestrales.
Cada científico llevaba un taco de postales con un texto estándar donde anotaba el artículo y el autor para poder mandar una petición por correo ordinario en el caso de que no tuviera la suerte de encontrar la revista que contenía dicho artículo en la biblioteca.
De ahí nació, seguramente, la denominación de "rata de biblioteca".

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